En Chile hay siete señales de televisión concesionadas, de las cuales seis son privadas y una es estatal, la cual se financia, paradójicamente, con publicidad privada. Es el monopolio informativo audiovisual a merced del poder económico, quienes, en lugar de variar la parrilla programática, caen en tirar matinales, programas de farándula, teleseries extranjeras y nacionales, noticiarios y estelares en un mismo tono y en un mismo horario. Pero a un costado de ellos se levantan las señales comunitarias de televisión.
IR AL ALRTICULO